Misofonía.


¿QUÉ ES LA MISOFONÍA?


Empecemos por lo básico. Misofonía viene del griego miso (aversión/odio) y foné (sonido). La misofonía es un trastorno neurológico aunque para algunos otros al parecer puede ser también psiquiátrico porque se le ha relacionado con el trastorno obsesivo-compulsivo. El uso de este término es reciente (según wikipedia a partir del 2000, según otras webs a partir de los 90) por lo cual no hay mucha información ni mucho menos hay alguna cura. La misofonía es el odio a ciertos ruidos. El problema es que la gente no lo toma en serio porque muchos odian los típicos ruidos de oír a alguien bebiendo, comiendo e incluso respirando. Pero la cuestión aquí no es sólo una molestia, es una respuesta exagerada al sonido. También es muy común que se confunda con la Hipercusia. Ésta enfermedad no es el odio a ciertos ruidos, el paciente lo que sufre es el oír los ruidos demasiados altos aunque no lo sean. Y eso es lo que causa su molestar así que no es lo mismo que la misofonía. Añado que tampoco se sabe las razones de por qué se da la misofonía.

SINTOMOLOGÍA.

El más típico es la ansiedad. También la persona sufre hasta ataques de ira. Esta ira va hacia el objeto o persona que produce el sonido. Se dan las palpitaciones/taquicardia. Sudor frío y el deseo de salir huyendo y alejarse lo más posible de lo que produce el sonido. Los ataques de ira también son comunes. También puede haber estímulos visuales que desencadenan estos síntomas.Casi cualquier sonido puede ser el que provoca estas respuestas en una persona con misofonía, incluso algunos sonidos pueden agregarse o (no tan frecuentemente) salirse de la lista al transcurrir el tiempo. En muchos casos, los sonidos producidos por personas muy cercanas al afectado son los principales disparadores. Por esta razón, la misofonía realmente puede complicar la vida familiar y social de quien padece esta afección. Otro aspecto peculiar de la misofonía es que algunas personas sienten la necesidad de imitar con mímica lo que oyen, al escuchar el sonido que desencadena sus síntomas. La mímica en este caso es un fenómeno automático, no consciente, que ayuda a la persona a disminuir la intensidad de sus síntomas.

CÓMO FUNCIONA LA MISOFONÍA.

Esta reacción física se debe a una asociación de emociones negativas con estos sonidos, los cuáles no tienen características físicas especiales (no tienen por qué 
ser muy agudos, muy graves o muy fuertes), a diferencia de lo que sucede en la hiperacusia por ejemplo. Las personas con hiperacusia no toleran los ruidos fuertes, porque sus vías auditivas son más sensibles que los de la población en general. Pero en el caso de la misofonía, como decíamos, los sonidos se han asociado a emociones negativas y por eso se desencadena esta desagradable reacción en el organismo. A las personas que no sufren misofonía muchas veces les cuesta comprender cómo se siente alguien que sí padece este trastorno.

Si es tu caso, fíjate en lo siguiente:Piensa en lo que sientes cuando alguien araña un pizarrón. Ese desagradable y agudo ruido seguramente te pone la piel de gallina, como a la mayoría de las personas, y deseas con todas tus fuerzas que acabe pronto. Pues las personas con misofonía tienen una sensación mucho más intensa que esa al escuchar ciertos ruidos cotidianos, de manera que se sienten realmente muy mal varias veces en el día.
Seguramente te estás preguntando por qué algunas personas reaccionan así al escuchar sonidos comunes mientras que otras ni siquiera les prestan atención. O por qué en una persona con misofonía se desencadena una gran reacción negativa en su cuerpo al oír determinados sonidos habituales, pero no les sucede nada al escuchar otro tipo de ruidos, aunque sean muy agudos, graves o fuertes.
Pues fíjate en lo siguiente:El proceso de oír incluye básicamente dos etapas: en la primera el oído recibe los sonidos, los transforma en un impulso eléctrico y el mismo viaja hasta el cerebro mediante las neuronas que forman los nervios.En la segunda etapa este impulso es interpretado por el cerebro de diferentes maneras, dándole importancia a ese sonido o no. Si el cerebro decide que no es un sonido importante, entonces será como si no lo escucháramos.Por eso la madre de un bebé pequeño es capaz de dormir profundamente durante una gran tormenta con truenos, pero despierta al oír un débil gemido de su hijo. El cerebro comienza a dar importancia a unos sonidos y a no prestar demasiada atención a otros a lo largo de un aprendizaje. Algunos sonidos, como el ruido de un disparo o un gran estruendo, son interpretados por el cerebro como motivo de alarma, y el cuerpo se prepara para “pelear o huir”: sube la adrenalina, aumentan los latidos del corazón, se incrementa la ansiedad, etc.Lo que sucede en los casos de misofonía es que por alguna razón, sonidos tan comunes como los de masticar o hablar desencadenan en las personas esta desagradable reacción de “pelear o huir”. El cerebro interpreta erróneamente estos sonidos como amenazadores y por eso aparecen los síntomas de irritabilidad, agresividad y ansiedad en las personas que padecen esta afección.

La misofonía puede alterar tu vida

En los casos severos, la misofonía puede interferir con las actividades cotidianas de una persona e impedirle llevar una vida normal.
Imagina lo siguiente:Te sientas a la mesa a desayunar con tu familia. Pero al poco tiempo de comenzar, el ruido que hace tu pareja al masticar la tostada te irrita tanto que tienes que levantarte y salir de allí. O estás en el trabajo, el jefe te llama a su oficina para hablar de un tema importante, pero él golpea su bolígrafo repetidamente sobre una pila de papeles y hace un ruido repetitivo, “tic, tic, tic” que, directamente, te saca de quicio.Estas son tan sólo dos ejemplos de cómo la misofonía puede interferir en la vida de una persona y amargarle el día. Pero hay muchos más. Por eso es importante que todos los casos de misofonía sean correctamente diagnosticados y tratados. Y para que esto suceda, es fundamental que haya más información disponible, que las personas sepan más sobre esta afección.

Disparadores de la misofonía

Estos son algunos de los disparadores más frecuentes de los síntomas de misofonía:
  • Sonidos al comer o masticar, sonidos de la boca. Los ruidos que a veces hacen las personas al masticar algo crocante, cuando tienen goma de mascar en la boca y hablan al mismo tiempo, cuando sorben la sopa, los ruidos de los cubiertos al chocar entre sí o con el plato, los sonidos que se producen al besar, al carraspear o bostezar, son estímulos frecuentes en las personas con misofonía.
  • Sonidos de la nariz. Al estornudar, limpiarse la nariz con un pañuelo, el sonido del aire al pasar por una nariz congestionada, el hipo, también son sonidos que habitualmente irritan a las personas que sufren este problema.
  • Voces. Algunas personas producen algunos zumbidos o sibilancias al hablar, y esto puede ser muy molesto para alguien con misofonía. Otros posibles disparadores de este tipo incluyen voces nasales, personas que hablan como en un susurro, voces muy graves, silbidos, etc.
  • Sonidos ambientales. El que se produce al escribir en el teclado del PC o el clic del ratón, el sonido del papel del periódico al pasar las páginas, sonidos de bolsas de supermercado, alarmas de coches, el tic tac de un reloj, el ruido del refrigerador, aspiradora o aire acondicionado.
Radio o TV a gran volumen, el sonido de una pelota de básquetbol rebotando, un bebé llorando, los chillidos de los niños al jugar, en fin, la lista es
realmente muy larga.
  • Estímulos visuales. Algunas personas con misofonía también reaccionan ante determinados estímulos visuales, cuando observan a alguien masticando goma de mascar, retorciéndose un mechón de cabello, o realizando cualquier otro movimiento repetitivo.

Causas de la misofonía

No se sabe exactamente cuáles son las causas de la misofonía, pero se cree que determinadas experiencias en la niñez podrían predisponer a las personas a sufrir misofonía, porque en esas experiencias se asociarían emociones negativas a determinados sonidos.Por ejemplo, algunos pacientes refieren que probablemente su trastorno comenzó a instalarse cuando eran niños y escuchaban los sonidos que hacían sus familiares al comer, lo cual les causaba un profundo desagrado. Es fácil imaginar que a medida que estos estímulos continuaban presentándose, la persona iba interiorizando una respuesta emocional negativa, que al cabo de unos cuantos años se transforma en misofonía. Otra teoría indica que la misofonía podría ser parte de otro síndrome de hiperactividad ante determinados estímulos sensoriales. Esto podría explicar por qué algunas personas también reaccionan ante estímulos visuales.Hay investigadores que piensan que la misofonía puede ser provocada, en algunos casos, por un determinado trastorno de la personalidad que disminuye la tolerancia a los ruidos “poco educados” que suelen hacer las personas.Quienes padecen este trastorno pueden mostrarse agresivas con la persona que produce los sonidos, pues también tienen falta de inhibición en determinados comportamientos. En general, lo que se observa es una preocupación u obsesión enfocada en ciertos sonidos, con un componente impulsivo agresivo o conductas evasivas. Estos aspectos aún no han podido ser explicados con un único modelo causal, como dicen los expertos.
En resumen, aún no está claro por qué las personas con misofonía reaccionan tan mal ante sonidos tan cotidianos.

Tratamientos para la misofonía

Algunas personas simplemente tratan de evitar los sonidos que provocan sus síntomas, o escuchan música con auriculares al sentarse a la mesa por ejemplo, o en el trabajo, para no escuchar a los demás masticando o las voces de sus compañeros de trabajo. Pero en muchas ocasiones esto no es suficiente. No todo el mundo tiene la posibilidad de usar auriculares y escuchar música en el trabajo. Por lo tanto hay que buscar una solución al problema. A pesar de que muchas personas padecen esta afección, la misofonía aún no es una enfermedad muy conocida y sin dudas hace falta llevar a cabo más investigaciones para conocer sus causas y encontrar tratamientos efectivos.
Sin embargo, las personas con misofonía habitualmente se someten a uno o varios de los tratamientos que figuran en la siguiente lista, con mayor o menor grado de éxito:
  • Terapia cognitiva conductual

En este tipo de tratamiento el terapeuta busca dos cosas. Primero, que puedas poco a poco controlar la ansiedad que te producen esos sonidos. Te enseñará herramientas que puedes utilizar en el momento que un sonido te está volviendo loco/a.
Esto se puede lograr, por ejemplo, exponiéndote poco a poco a estos sonidos (terapia de exposición gradual) hasta que tu cuerpo ya no reaccione ante ellos.
En segundo lugar, la terapia cognitiva conductual intentará lograr que elimines la asociación de emociones negativas con esos sonidos.
  • Reentrenamiento de tinnitus (acúfenos)

Es una terapia que generalmente se utiliza en personas con acúfenos (sonidos de silbidos o tintineos que escuchan aunque estén en un ambiente en completo silencio).
Obtener buenos resultados con este tipo de terapia (al igual que sucede con otros tratamientos), puede llevar un cierto tiempo.
  • Hipnoterapia

Durante las sesiones de hipnoterapia se trabajará directamente en tu subconsciente, intentando que esos sonidos que tanto te molestan ya no sean percibidos como una amenaza, como algo preocupante o intolerable, y de esta manera, se reducirían los síntomas de misofonía.
  • Técnicas para controlar el estrés

Cualquier técnica que ayude a controlar el estrés, como el yoga, la meditación o los ejercicios de respiración y relajación progresiva pueden ser útiles para tratar de aliviar los síntomas.
Si bien es posible que estas técnicas no curen la misofonía totalmente, al menos a corto o mediano plazo, es probable que ayuden a hacerte la vida más llevadera.

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